Página oficial del Parque Nacional Cerro Chirripó
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chirripo2015
La experiencia más chuza de mi vida. Subir al Chirrió. Celebración de mis 24 años en este mundo.
viernes, 24 de abril de 2015
sábado, 18 de abril de 2015
Después de ir al Chirrpó.
No se si es algo que le pasa a todas las personas, pero al menos yo, cada vez que puedo, recuerdo esta mágica experiencia, y hablo de ella como una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. A pesar de que producto de esto, ya se me cayeron uñas de dos dedos de los pies (comentario poquísimo sexy), pero es parte de, así que cuando veo los dedillos con uñillas pequeñas, me siento orgullosa de haber vivido esto.
Un poquito (bastante) de lo que fue el Chirripó!
Y bueno, la experiencia de subir al chirripó ha sido la más más más chuza, emocionante, satisfactoria, difícil y gratificante de toda mi vida. Desde que uno inicia los preparativos para ir, es súper chiva, llamar, reservar la noche en el refugio, buscar un hotelito, en ese momento es donde empieza verdaderamente el ride, uno piensa en cómo irá a ser, cómo se sentirá, los paisajes que verá, y no hay día en que no se le venga a la mente el Super tour que se va a pegar. Bueno, al fin se acerca el día, empezar los preparativos mas mas específicos, comprar cofal, aleve y esas cosas que por lo general uno no compra (se llega a la farmacia con una sonrisota y se dice: voy para el chirripó, que me recomienda que lleve?), después, llevar al Samu a echarle gasolina y que lo revisen todisimo para que llegue bien, (y decir en la bomba, cuando le pregunten para donde va, sal chiiiriiiii....), luego, por supuesto, hacer la maleta, una de las cosas más difíciles, ¿que es necesario llevar? ¿Que cosas solo me van a hacer peso? ¿Cuantas suetas? ¿Cuantos pares de zapatos?, etc, etc. Al fin queda la maleta lista (y aún así uno la modifica antes de empezar a subir, sacando todo lo que pueda solo hacer peso y ya).
Empieza uno el viaje con la ilusión mas mas mas grande de toda la vida. Los paisajes súper chuzos en el cerro de la muerte y la sonrisa eterna que nunca desaparece. Llegar al hotel, cenar, descansar desde tempranito porque sabe (o se ha hecho una ideaa) de lo que le espera.
Ahora, llega uno de los días más anhelados, el día de subir los 14 km más largos de la vida. Sale uno de de tempranito, con toooda la fuerza y la vibra positiva en la cabeza. Preparado para caminar, caminar, caminar y caminar. "Falta bastante, pero lo voy a lograr", son los pensamientos que pasan por la cabeza, "ahorita estaremos arriba y podremos conocer todas esas maravillas". En ocasiones, uno se enviaja tanto con la naturaleza, que solo camina y camina y no se siente cansado, no le da hambre ni sed, pero por supuesto, es necesario hacer paraditas, alimentarse e hidratarse bien por lo menos cada hora, para llegar bien. Llegar a la base de los crestones (el refugio) es rudo, uno va súper agotado, pero es una vara de puuuuro poder mental, uno va en serio en una lucha en la cabeza, que lo impulsa a seguir. Por supuesto, la cuesta del agua y los arrepentidos, son la prueba mas ruda, pero los km que mas fuerzas dan. Al final, después de pasar las grandes cuestotas de los arrepentidos, y ver ya un trillito planito, se siente como alcanzar la gloria.. Sabe uno que ya está llegando. Y cuando al fin se ve el refugio y los crestones mas cerquita, una sensación indescriptible le embarga el cuerpo.
Una de las cosas mas mas chuzas de la caminadita, es toparse con la gente que viene bajando, da mucho ánimo, mas cuando sin siquiera conocernos, nos dicen palabras de aliento, de verdad es una gente de motivacion súper chuza. Es tan mágico tener una conexión tan increíble con personas que uno no conoce.
Bueno, uno llega y almuerza bien rico, descansa un poquito, pero no deja de sentir deseos de caminar, conocer, ir allá, o allá, o allá... Pero hay que decidir dónde va, pues (al menos en mi caso) se cuenta con poco tiempo, y además, no puede uno ponerse a caminar mucho sin cuidarse para no lastimarse.
Nos fuimos a los crestones, llegar es es algo realmente fácil, pero se se te uno poderoso con solo poder estar ahí, tan cerca de esa majestuosidad, el viento y el frío rozan el cuerpo y el cabello de una manera deliciosa, el sol brilla y da un calorcito riquisimo en medio de tanto viento, uno contempla todisimas las maravillas que se ven desde ahí. No hace falta hablar, no hace falta comer, no hace falta nada. Solo estar ahí es perfecto.
Se devuelve uno, y la sonrisa y emoción aun no desaparecen, ahora si, a cenar otra vez, abrigarse bien y descansar desde temprano.
Al fiiiiiiin, la parte mas mas mas emocionante del viaje, ir al cerro, no hay palabras que describan esta mágica experiencia. Se va uno cuando aún es de noche para supuestamente ver el amanecer (aunque no lo logramos porque se nubló feísimo), la luna lo acompaña todo el camino, hace un frío bastante rico, que en ocasiones se torna alguito difícil de soportar, uno va con todisima la adrenalina y las expectativas.. Va taaaaaan feliz, taaan emocionado. Empieza a caminar por un trillillo normal, luego de una hora, llega ya como al cerro cerro, donde tiene que empezar a subir piedras y varas mas rudillas, pero chivas (ahí en verdad comienza la diversión). Otra lucha intensa en la jupa, el frío, el viento que se lo quiere llevar, pensar cuanto faltará, la emoción de estar ahi, ver como ya no está tan tan oscuro como al principio, ver mas gente que va para arriba. Todo... Todo se mezcla en una perfección indescriptible... De repente.. Cuando ya uno se siente agotado, con los dedos congelados a pesar de los guantes, y el viento en serio lo mueve... Se ve la bandera más más linda del mundo (por supuesto la de Cosa Rica) en la cima, y esa cima está a tan solo unos pasitos (escaladitas) de uno. El corazón se acelera como loco, una sensación deliciosa invade el cuerpo y la mente, a uno le entra un fuerzooooon de la vida y se manda. Pensar que se está a pasaos de la cima del hermoso país es que vivimos...
Cuando se llega arriba, ahí en la cima, no queda más que llorar (al menos a mi no me quedó más que eso), llorar, sonreír, limpiarme las lagrimas con los guantes empapados y entonces sentir más frío, volver a sonreír, volver al llorar, abrazar a la persona con quien se va, tomar fotos, sentirse la persona mas más más chuza del mundo (aunque obviamente no es el único que esta ahí). Y por supuesto dar gracias a Dios por las maravillas que hace, por los chineos que nos da, por las oportunidades y experiencias tan chuuuzas que nos permite vivir. Por dejarnos hacer tantas cosas chivas y darnos fuerzas y un poquito de locura para lograrlas.
En ese momento, a uno le pasa por la mente tantísimas cosas que ha vivido, desde los tiempos mas mas felices y bonitos, hasta los tragos mas amargos, las personas que han sido importantes en nuestras vidas, no los lugares que hemos visitado, las derrotas que hemos tenido, los miedos, los sueños... Tooodooooo... Y de verdad uno se siente poderoso.. Invencible... El frío es impresionante, pero a pesar de ser tan rudo, uno en verdad desea estar mas tiempo ahí. Firmar el libro... Que gran privilegio.. Que gran momento, mis dedos escribían con dificultad solo unas palabras de todo lo que mi corazón quería decir, las lagrimas salían de mis ojos inconscientemente ya do escribía.. Y eso que fueron pocas palabras, en verdad pocas, pero las más sentidas de toda mi vida: "mi corazón llora de alegría por estar aquí. Gracias Dios por chinearme tanto. Gracias fefo".
Después de todo este éxtasis de placer y sensaciones maravillosas, hay que bajar, esto no es tan complicado, uno viene tan feliz y satisfecho, que lo ve como algo también chuzo. La sonrisa es cada vez mas grande, y el sentimiento de agradecimiento con Dios y la vida, es permanente.
Ok, llegamos otra vez al refugio, cambiarse la ropa un poco mojada, alimentarse bien, y otra vez agarrar fuerzas, porque viene otro gran reto.
Ahora si, lo más más más difícil de todo, bajar otraaaa vez los 14 km de vuelta. Uno viene agotado de tanto caminar, con las maletas (porque obvio no la demandamos, primero porque en serio que playada con los caballitos, y porque también es caro), uno va llenísimo espiritualmente, pero el cuerpo, ya pa uno que está tan viejo, empieza a cobrarle la factura. Cada bajada, que cuando uno va subiendo es la gloria, cuando uno baja, es un calvario, las rodillas parecen no aguantar mas, los deditos de los pies se hacen sentir mas que nunca. Uno realmente no va cansado, pero si agotado, dolorido.. Pero bueno, es un chuzo, porque entonces una vez más, se crea una lucha interna que hay que vencer.. Ver cada uno de los km lo ayudan mucho, pero uno se hace mas eterno que el otro.. Los últimos dos, fueron para mi, lo mas rudos, pero también los que me dieron mas fuerzas. Es tan rico mostrarse a si mismo lo que es capaz de hacer, lo fuerte que se pede ser.
Cuando llegué abajo abajo, otra vez lloré, pero también de felicidad, de satisfacción...
Y bueno, pues, a cambiarse lo que se quiera cambiar, agarrar el Samu, y volver a la vida real. Para cerrar con broche de oro la experiencia mas hermosa de mi vida, Dios se lució pintando el el cielo el atardecer mas hermoso, visto desde el Cerro de la muerte. Uno va en el viaje recordando cada una de las cosas que hizo, reviviendo cada sensación y sentimiento.
Los días después de subir, debo reconocer que duelen un poco los músculos de las piernas, pero la satisfacción cada vez es mas grande. La sonrisa no se apaga, y el brillo en los ojos no se va, y estoy segura que nunca se irá...
Tal vez es que yo soy muy dramática o intensa, pero bueno, lo que más me gusta de mi, es justo eso, vivir cada día con pasión, con intensidad, explotando al máximo todo lo que experimento!!
De verdad creo firmemente sin miedo a equivocarme, que es lugar mas chiva en el que he estado, que han sido mis días más intensos, apasionados, sentidos, disfrutados... Vividos... En definitiva, es un lugar al que todos debemos ir en algún (o preferiblemente algunos) momento de nuestras vidas
Empieza uno el viaje con la ilusión mas mas mas grande de toda la vida. Los paisajes súper chuzos en el cerro de la muerte y la sonrisa eterna que nunca desaparece. Llegar al hotel, cenar, descansar desde tempranito porque sabe (o se ha hecho una ideaa) de lo que le espera.
Ahora, llega uno de los días más anhelados, el día de subir los 14 km más largos de la vida. Sale uno de de tempranito, con toooda la fuerza y la vibra positiva en la cabeza. Preparado para caminar, caminar, caminar y caminar. "Falta bastante, pero lo voy a lograr", son los pensamientos que pasan por la cabeza, "ahorita estaremos arriba y podremos conocer todas esas maravillas". En ocasiones, uno se enviaja tanto con la naturaleza, que solo camina y camina y no se siente cansado, no le da hambre ni sed, pero por supuesto, es necesario hacer paraditas, alimentarse e hidratarse bien por lo menos cada hora, para llegar bien. Llegar a la base de los crestones (el refugio) es rudo, uno va súper agotado, pero es una vara de puuuuro poder mental, uno va en serio en una lucha en la cabeza, que lo impulsa a seguir. Por supuesto, la cuesta del agua y los arrepentidos, son la prueba mas ruda, pero los km que mas fuerzas dan. Al final, después de pasar las grandes cuestotas de los arrepentidos, y ver ya un trillito planito, se siente como alcanzar la gloria.. Sabe uno que ya está llegando. Y cuando al fin se ve el refugio y los crestones mas cerquita, una sensación indescriptible le embarga el cuerpo.
Una de las cosas mas mas chuzas de la caminadita, es toparse con la gente que viene bajando, da mucho ánimo, mas cuando sin siquiera conocernos, nos dicen palabras de aliento, de verdad es una gente de motivacion súper chuza. Es tan mágico tener una conexión tan increíble con personas que uno no conoce.
Bueno, uno llega y almuerza bien rico, descansa un poquito, pero no deja de sentir deseos de caminar, conocer, ir allá, o allá, o allá... Pero hay que decidir dónde va, pues (al menos en mi caso) se cuenta con poco tiempo, y además, no puede uno ponerse a caminar mucho sin cuidarse para no lastimarse.
Nos fuimos a los crestones, llegar es es algo realmente fácil, pero se se te uno poderoso con solo poder estar ahí, tan cerca de esa majestuosidad, el viento y el frío rozan el cuerpo y el cabello de una manera deliciosa, el sol brilla y da un calorcito riquisimo en medio de tanto viento, uno contempla todisimas las maravillas que se ven desde ahí. No hace falta hablar, no hace falta comer, no hace falta nada. Solo estar ahí es perfecto.
Se devuelve uno, y la sonrisa y emoción aun no desaparecen, ahora si, a cenar otra vez, abrigarse bien y descansar desde temprano.
Al fiiiiiiin, la parte mas mas mas emocionante del viaje, ir al cerro, no hay palabras que describan esta mágica experiencia. Se va uno cuando aún es de noche para supuestamente ver el amanecer (aunque no lo logramos porque se nubló feísimo), la luna lo acompaña todo el camino, hace un frío bastante rico, que en ocasiones se torna alguito difícil de soportar, uno va con todisima la adrenalina y las expectativas.. Va taaaaaan feliz, taaan emocionado. Empieza a caminar por un trillillo normal, luego de una hora, llega ya como al cerro cerro, donde tiene que empezar a subir piedras y varas mas rudillas, pero chivas (ahí en verdad comienza la diversión). Otra lucha intensa en la jupa, el frío, el viento que se lo quiere llevar, pensar cuanto faltará, la emoción de estar ahi, ver como ya no está tan tan oscuro como al principio, ver mas gente que va para arriba. Todo... Todo se mezcla en una perfección indescriptible... De repente.. Cuando ya uno se siente agotado, con los dedos congelados a pesar de los guantes, y el viento en serio lo mueve... Se ve la bandera más más linda del mundo (por supuesto la de Cosa Rica) en la cima, y esa cima está a tan solo unos pasitos (escaladitas) de uno. El corazón se acelera como loco, una sensación deliciosa invade el cuerpo y la mente, a uno le entra un fuerzooooon de la vida y se manda. Pensar que se está a pasaos de la cima del hermoso país es que vivimos...
Cuando se llega arriba, ahí en la cima, no queda más que llorar (al menos a mi no me quedó más que eso), llorar, sonreír, limpiarme las lagrimas con los guantes empapados y entonces sentir más frío, volver a sonreír, volver al llorar, abrazar a la persona con quien se va, tomar fotos, sentirse la persona mas más más chuza del mundo (aunque obviamente no es el único que esta ahí). Y por supuesto dar gracias a Dios por las maravillas que hace, por los chineos que nos da, por las oportunidades y experiencias tan chuuuzas que nos permite vivir. Por dejarnos hacer tantas cosas chivas y darnos fuerzas y un poquito de locura para lograrlas.
En ese momento, a uno le pasa por la mente tantísimas cosas que ha vivido, desde los tiempos mas mas felices y bonitos, hasta los tragos mas amargos, las personas que han sido importantes en nuestras vidas, no los lugares que hemos visitado, las derrotas que hemos tenido, los miedos, los sueños... Tooodooooo... Y de verdad uno se siente poderoso.. Invencible... El frío es impresionante, pero a pesar de ser tan rudo, uno en verdad desea estar mas tiempo ahí. Firmar el libro... Que gran privilegio.. Que gran momento, mis dedos escribían con dificultad solo unas palabras de todo lo que mi corazón quería decir, las lagrimas salían de mis ojos inconscientemente ya do escribía.. Y eso que fueron pocas palabras, en verdad pocas, pero las más sentidas de toda mi vida: "mi corazón llora de alegría por estar aquí. Gracias Dios por chinearme tanto. Gracias fefo".
Después de todo este éxtasis de placer y sensaciones maravillosas, hay que bajar, esto no es tan complicado, uno viene tan feliz y satisfecho, que lo ve como algo también chuzo. La sonrisa es cada vez mas grande, y el sentimiento de agradecimiento con Dios y la vida, es permanente.
Ok, llegamos otra vez al refugio, cambiarse la ropa un poco mojada, alimentarse bien, y otra vez agarrar fuerzas, porque viene otro gran reto.
Ahora si, lo más más más difícil de todo, bajar otraaaa vez los 14 km de vuelta. Uno viene agotado de tanto caminar, con las maletas (porque obvio no la demandamos, primero porque en serio que playada con los caballitos, y porque también es caro), uno va llenísimo espiritualmente, pero el cuerpo, ya pa uno que está tan viejo, empieza a cobrarle la factura. Cada bajada, que cuando uno va subiendo es la gloria, cuando uno baja, es un calvario, las rodillas parecen no aguantar mas, los deditos de los pies se hacen sentir mas que nunca. Uno realmente no va cansado, pero si agotado, dolorido.. Pero bueno, es un chuzo, porque entonces una vez más, se crea una lucha interna que hay que vencer.. Ver cada uno de los km lo ayudan mucho, pero uno se hace mas eterno que el otro.. Los últimos dos, fueron para mi, lo mas rudos, pero también los que me dieron mas fuerzas. Es tan rico mostrarse a si mismo lo que es capaz de hacer, lo fuerte que se pede ser.
Cuando llegué abajo abajo, otra vez lloré, pero también de felicidad, de satisfacción...
Y bueno, pues, a cambiarse lo que se quiera cambiar, agarrar el Samu, y volver a la vida real. Para cerrar con broche de oro la experiencia mas hermosa de mi vida, Dios se lució pintando el el cielo el atardecer mas hermoso, visto desde el Cerro de la muerte. Uno va en el viaje recordando cada una de las cosas que hizo, reviviendo cada sensación y sentimiento.
Los días después de subir, debo reconocer que duelen un poco los músculos de las piernas, pero la satisfacción cada vez es mas grande. La sonrisa no se apaga, y el brillo en los ojos no se va, y estoy segura que nunca se irá...
Tal vez es que yo soy muy dramática o intensa, pero bueno, lo que más me gusta de mi, es justo eso, vivir cada día con pasión, con intensidad, explotando al máximo todo lo que experimento!!
De verdad creo firmemente sin miedo a equivocarme, que es lugar mas chiva en el que he estado, que han sido mis días más intensos, apasionados, sentidos, disfrutados... Vividos... En definitiva, es un lugar al que todos debemos ir en algún (o preferiblemente algunos) momento de nuestras vidas
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